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  Por Narciso Isa Conde                                                                                                                                
                                                          
Wikileaks es un medio digital alternativo que recibió -vía filtraciones de inteligencia- un gran volumendecables contentivos de mensajes secretos (cifrados) enviados desde el exterior por los embajadores de EEUU a sus instancias superiores en Washington.
De esa voluminosa partida de informes, cerca dos mil corresponden a la República Dominicana. Todos ellos están ya en manos del Grupo SIN bajo la conducción de Fernando Hasbun y Alicia Ortega.
Se ha informado que los cables disponibles se refieren al periodo 2003-2010 (un año del gobierno de Hipólito Mejía-PRD y seis de los dos últimos gobiernos de Leonel Fernández-PLD), en el que actuaron como embajadores estadounidenses Robert Fanin y Hans Hertell.
  • El por qué del revuelo.
La publicación de la primera partida de estos cables ha causado un enorme revuelo, no tanto porque sus denuncias sean desconocidas sino porque confirman y sobredimensionan (dada la fuente) muchas de las ya realizadas cuya proyección había sido bloqueada por la dictadura mediática imperante en el país y porque agrega contactos de poder y reacciones íntimas sumamente sugestivas.
Los cables de la embajada estadounidense en nuestro país develados por Wikileaks -además de darle un nivel masivo a hechos conocidos y a denuncias formuladas por algunos “atrevidos” en medios de menor cobertura- muestran como, rodeados de una “conveniente” secretidad, embajadores y funcionarios de Estados Unidos admiten su certeza y exhiben comportamientos, conversaciones, confesiones y conductas diversas muy reveladoras de las características de las relaciones entre ambos Estados y la calaña de la “clase gobernante” de los dos países.
En adición, las reacciones posteriores a su publicación de parte de los funcionarios dominicanos implicados o relacionados con esos hechos vegonzosos, tienen el valor de ayudar a medir hasta donde llega el proceso de degradación-putrefacción del Estado Dominicano como Estado recolonizado y corrompido hasta el tuétano.
  • Los cargos y los casos tocan las alturas de la “clase gobernante”.
Antes del programa de difusión puesto en marcha por el Grupo SIN, el ex-ministro de turismo Felucho Jiménez, autor y beneficiario de mil diabluras en el ejercicio de ese cargo, Andrés Vanderhorts (ex-jefe de la Dirección Aeroportuaria), Reinaldo Pared Pérez (presidente del SENADO) y el diputado perredeísta (balaguerista) Víctor Gómez Casasnova, cuyos respectivos asensos económicos son difíciles de justificar al margen del tráfico de influencia, quedaron muy mal parados en los primero cables publicados por otras vías. Sus respectivas autodefensas resultaron poco convincentes.
Una parte limitada de la sociedad conocía del uso que le había dado Luciano Pichardo (vice-presidente de la Suprema Corte de Justicia) a su cargo para proteger a sus hijos involucrados en la narco-corrupción y para encubrir a Leonel Fernández y a Félix Bautista en el escándalo de la de Sun Land, entre muchas otras “indelicadezas” y trampas jurídicas destinadas a proteger intereses poderosos.
Lo nuevo es que el cable gringo que lo menciona devela que Subero Isa (presidente de la Suprema), actuando como confidente y epígono de “la embajada”, chivateó a Luciano como un hombre metido en la alta corrupción oficial; mientras esa representación diplomática al tiempo de coincidir con esa apreciación, expresó en ese mismo texto estar convencida el Señor Subero nada haría desde ese organismo para combatir la alta corrupción gubernamental.
Lo nuevo, además, fue presenciar -después del impacto demoledor de esa publicación- como los dos contrincantes por el mayor poder personal dentro del poder judicial, cual de los dos peor, se abrazaban y lloraban en público reclamando inocencia y credibilidad. Al mal de fondo le sumaron un teatro y una hipocresía realmente despreciables.
El cable correspondiente al tema de la corrupción militar y al rol del presidente en ese capitulo, menciona tres de los generales antes señalados: Florentino y Florentino, Medina y Medina y Bencosme Candelier y agrega al almirante Muñoz Sención, caso que no conozco en detalle.
De los tres primeros se dice mucho menos de lo señalado en múltiples ocasiones por nosotros, silenciado y/o minimizado por la mordaza mediática imperante. Pero ahora el secreto de “la embajada” hubo de ser develado porque no se podía ocultar. Sus tres nombres aparecieron en primera plana y en primer plano. ¡Que bueno!
Pero hay otros casos relevantes todavía no incluidos en las partidas develadas por Wikileaks-Sin, los cuales o no fueron del “interés” de “la embajada” o formarán parte de otras entregas por el momento no publicadas.
En el periódico Tiro al Blanco, en sus versiones digital impresa y digital (ver <isaconde.com> y <redroman.blogspot.com>), edición No. 3 del mes de mayo del año en curso, se publicó en su primera plana y en su pág. 3 un trabajo titulado “GENERALES CORRUPTOS PROTECTORES DEL NARCO”, una importante denuncia sobre el tema.
En ese texto se mencionan otros 10 generales vinculados a la corrupción, a los narcos-negocios y al sicariato, implicados específicamente en casos tan sonados como el de Quirino, Paya, Arturo del Tiempo Marques y Figueroa Agosto.
Entre ellos se destacan Sierra Pérez (ex jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana en el periodo de Hipólito Mejía-PRD), Guerrero Peralta (antes guardaespaldas de Hipólito Mejía y ahora de Miguel Vargas Maldonado-PRD), Ventura Bayonet (ex-jefe PN y DNCD, ex subsecretario de los FF.AA, jefe del narco-sicariato en la Marina), Guzmán Fermín y Mateo Rosado (jefes PN y DNCD, involucrados en caso Del Tiempo Marques-ATIEMAR), William Jerez y Manuel Fructuoso (del sicariato y la corruptela de Bencosme Candelier y luego de Guzmán Fermín).
Existen otras denuncias que involucran a altos funcionarios civiles como Félix Bautista y al propio Leonel Fernández. Este último exhibiendo relaciones de protección hacia sus jefes militares, políticos subalternos y empresarios inescrupulosos involucrados en esos casos y evidenciando contactos (debidamente fotografiados) con Nelson Solano (Zar de la heroína, extraditado a EEUU) y con Del Tiempo Marques. Amén de sus implicaciones en otras vertientes de la gran corrupción como los escándalos Sun Land y Karim y Abú Mustafá Nabaa.
  • Cual gobernador de colonia.
Algo extraordinariamente valioso, no desmentido por el presidente Fernández, es la revelación en unos de esos cables de la manera como se comportó frente al embajador de EEUU.
Sumiso. Solicitándole al “diplomático” propuestas sobre problemas de su competencia. Confesando la corrupción que lo “rodea”, especialmente en el área militar. Aceptándole sugerencias y reclamos. Declarándose impotente y sugiriendo la posibilidad de ser destituido si actúa contra la corrupción militar.
¡Al desnudo su condición de gobernador de colonia!
Débil, temeroso y pusilánime frente al poder supranacional de EEUU.
  • En lugar de rehén: cómplice y jefe de la corrupción
Ahora bien, Leonel alegó el riego de ser destituido no por que este sea cierto, sino como maniobra para salir del paso y escurrir el bulto.
Es falso que él no pueda desplazar a sus narcos-generales.
Es falso que si lo hace el podría convertirse victimas de ellos. Él es su jefe político.
Aquí no existen condiciones para que militares de esa calaña se revelen frente al llamado “poder civil”.
La realidad actual es adversa a ese tipo de reacción y esos generales lo saben.
Son más bien generales sin tropas y sin liderazgo, “gozones”, corruptos, negociantes, conectados a las elites de la partidocracia y medrando alrededor de los presidentes de turno; sin “mística” derechista, sin vocación de poder propio ni apoyo extra para lograrlo.
Con esa respuesta Leonel sencillamente quiso ocultar su complicidad con ellos, su compromiso como gran articulador del sistema de corrupción de su gobierno y del Estado.
  • Leonel e Hipólito: cáscara del mismo palo podrido e instrumentos del imperio.
Al mismo tiempo esos cables han revelado como cotidianamente EEUU le impone al presidente de turno, llámase Hipólito o Leonel, los programa del FMI, los TLC y los intereses de sus corporaciones y de su política guerrerista; y como ambos se subordinan a sus dictados, con uno u otro “pataleito”, pero siempre cediendo.
Muestran como “la embajada” califica a los funcionarios del gobierno en función de su grado de entreguismo y como ubican sus preferidos al interior del Estado. Siembran, penetran y califican en función de sus intereses.
Cada embajador, como cada presidente le imprime su impronta a esa relación entre amos y súbditos. Pero el patrón de inteligencia es común y es institucional en el caso de EEUU y, por tanto, todos los embajadores tienen que comunicarles a sus superiores el contenido de los intercambios sostenidos sin falsificaciones.
Esto último explica el hecho de que ni Leonel Fernández ni ninguno de los funcionarios civiles o militares mencionados se haya atrevido a protestar y o desmentir formalmente, por vía diplomática, el contenido de esos cables. Subero, a manera de payasada, habló públicamente de “inexactitudes idiomáticas” y resulta que fueron enviado por Hans Hertell que es puertorriqueño hispano-parlante.
En fin, conviene al país, a su salud política, que hayan salido y sigan saliendo a la luz esos cables clandestinos, lo cual permite conocer más a fondo la podredumbre del poder establecido, quitar ciertas máscaras y ayudar a generar conciencia e indignación multitudinaria.