Por: Paíno Abreu Collado | 1ero de Abril 2014, 3 30 pm.
El planteamiento del compañero Franklin Ameyda en relación a girar hacia la izquierda el Partido de la Liberación Dominicana, es lo mejor que hemos escuchado en nuestra organización política en los últimos tiempos. Desde el año 1996, y quizás desde 1990, prácticamente no hemos vuelto a discutir sobre el tema de la orientación ideológica del PLD, a menos que fueran escritos que se quedaron en el papel o pantalleos discursivos para levantar de sus asientos al auditorio en alguna que otra asamblea.
Las razones todos las conocemos, pues es bien sabido que para llegar al gobierno y mantenerse en él, nuestro Partido tuvo que cambiar profundamente los objetivos estratégicos de lucha que le dieron origen.
El PLD era visto de rabiza por la clase gobernante, verbigracia los grupos económicos, la iglesia, el imperio y cierta casta militar. Después del Acuerdo Patriótico y cuatro períodos de gobierno en los que el país ha disfrutado de estabilidad y crecimiento económico, nos hemos ganado un firme y amplio espacio dentro de las estructuras de poder de la República Dominicana. Por tanto, es un buen momento.
Lo que está señalando Almeyda no es más que volver a los orígenes, porque la ideología de nuestro Partido con su propuesta de liberación nacional siempre estuvo enmarcada en posicionamientos vinculados a la justicia social, a “hacerle la guerra a la desigualdad”, dentro del marco permitido por la democracia, es decir, dentro del sistema capitalista.
Ha llegado el tiempo de honrar el pensamiento del creador del PLD, quien en todo momento instó a sus seguidores -y yo estuve siempre ahí- a luchar por el poder con el propósito de reorganizar el Estado para ponerlo al servicio de la sociedad y no a favor de personas ni de grupos. Con el poder político que nos ha dado el pueblo y la potabilidad ganada entre los grupos hegemónicos, no hay excusa alguna para dejar las cosas como siempre han estado.
En este momento en la República Dominicana no existe otro Partido con más poder político que el PLD y si nuestra Dirección actúa correctamente es completamente factible conseguir avances sustanciales en dirección a los temas que sugiere Almeyda.
¿Quién podría negarse, incluyendo a los demás partidos políticos, a participar y firmar un buen elaborado pacto por la educación, por la energía y el agua potable, por la salud, y por la seguridad ciudadana y jurídica? Y agregaría un pacto más, para traer tranquilidad, confianza y transparencia al ejercicio del poder. Me refiero a un buen y sostenido plan de lucha contra la corrupción.
Se que hay muchos otros problemas cuya solución podría pactarse, pero el cumplimiento de los ya mencionados nos llevaría directo al incremento de la inversión y consecuentemente a más empleo e ingreso, que es la mayor demanda para sacar de la pobreza a tanta gente que la sufre.
¡En hora buena Almeyda! Las ideas de Juan Bosch no han muerto y de seguro que él se regodea en su tumba, recordando cuando dijo: “Si no puedo ver por mismo la liberación de este pueblo, la veré a través de mis ideas”.
