lunes, 20 de abril de 2015

OPOSICIÓN PUSILANIME Y EL FANTASMA QUE INFLA A DANILO

Por Narciso Isa Conde
Pienso que la tontería o la cobardía políticas, derivadas del aceptar la institucionalidad establecida, se han apoderado de la oposición electoral de todos los colores.
Es claro que en el marco de este gobierno, Congreso e instituciones (convertidas en dictadura política-estatal), no habrá ley de partido ni ley electoral democráticas.
Con esta JCE-TSE y TC no se realizarán elecciones mínima-mente creíbles.
Con el control que ejercen la dictadura morada y la lumpen–burguesía articulada a ella sobre el proceso electoral, no habrá competencia equitativa.
Olvídense de eso señores del partidismo opositor (incluyo a quienes se dicen “progresista” e “izquierdistas”) y de las organizaciones elites de la sociedad civil (PC-USAID incluida) ¡Olvídense!
Aun en el supuesto ilusorio de que la dictadura morada apruebe lo que ustedes proponen sobre ambas leyes, habría que ver si la JCE de Roberto Rosario es confiable como arbitro. Ojo: no la veo proclamando un candidato presidencial que no sea del PLD, menos aun de una oposición tan blandengue.
De verdad que no.
Una realidad tan adversa no se supera con comunicados ni compitiendo en la presentación de leyes en ese Congreso.
Es una verdadera tontería y/o cobardía política proceder de esa manera. Y miren que digo “política”, porque no es mi intención ofenderlos personalmente.
Agréguenle a esto que en la ruta hacia la dictadura unipartidista, el PLD se tragó y destruyó el PRSC, dividió al PRD y asaltó su matricula (camino a su disolución) y redujo la principal disidencia electoral a un partido mediano llamado PRM, sensiblemente entrampado. Igual hizo con muchos partiduchos sanguijuelas.
Esa dinámica impuesta desde arriba –y sus propias lacras- han situado en enorme desventaja a la vieja oposición perredeísta y sus socios, sin que se haya detenido la suma de impedimentos para relevar al PLD, el cual procura relevarse a sí mismo convertido en gobierno continuista y en leonelismo por volver.
Ese débil cuadro “opositor” y el fantasma de la vuelta de un Leonel desacreditado, han inflado temporalmente a Danilo; convertido así en el principal recurso de continuidad de un régimen fraccionado y decadente, acompañado de un sistema de partidos en tren de desaparecer.
Como estos regímenes no se suicidan y procuran siempre prolongarse, es casi seguro que gran parte del partido-estado pelediano se aferre a la re-postulación de Danilo, que achicaría mucho más a la “oposición”.
En declive Leonel, el globo oficialista deberá ser desinflado desde las calles, denunciando la continuidad de la dictadura morada, convirtiendo el descontento acumulado en movilización creciente y esforzándonos en crear una nueva fuerza propulsora de un poder constituyente soberano y una nueva institucionalidad.