sábado, 19 de julio de 2014

SONDEO Guido y el PRD

Luis Encarnación Pimentel
encar-medios@hotmail.com
Aunque Miguel Vargas, como se anticipa, derrote a Guido Gómez Mazara, y retenga la presidencia del partido blanco en la convención de mañana, no hay dudas de que el aguerrido contrincante del primero resultaría el gran ganador del evento político.
 De hecho, el hijo de Carmen y de El Moreno comenzó ganando desde que tomó la sabia y madura decisión de salirse de una manada sin visión ni rumbo político claro, y optar por echar el pleito adentro.
A partir de ahí, y sin reparar en que fuera a una lucha dispareja o con muchos vientos en contra, Guido ha sido el centro de atención y de comentarios del evento de este domingo. Y lo cierto es que la participación del todavía joven dirigente del PRD vino a darle sabor y legitimidad a la convención. Por dar el paso correcto (tal como hicieran poco después Alfredo Pacheco, Janet Camilo y muchos otros que no se dejaron arrastrar a la aventura de “converger” en una nueva franquicia partidaria) Gómez Mazara, si se maneja con inteligencia, habrá de com- partir con Miguel el liderazgo real del PRD a partir del lunes, cuando las cosas comiencen a ajustarse y caer en el lugar que de verdad corresponda. Hasta en los casi seguros reclamos o eventuales “escarceos” ante el Tribunal Superior Electoral, Guido tendría que ser cuidadoso y maduro, para no echar a perder el liderazgo emergente que encarna en su organización en la actual coyuntura.
Lo mismo aplicaría con su manejo, a partir de los resultados que se esperan, frente al ingeniero Vargas y su equipo, así como con respecto a ex compañeros de cuadra suyos, con el expresidente Hipólito Mejía a la cabeza, que por expulsión o auto exclusión ya no está en el PRD.
En pocas palabras, de Vargas -el objetivo- deberá ser crítico permanente, pero sin desbordar ni regatearle la autoridad partidaria, mientras que a los antiguos aliados a los que prometió un “entren todos” si ganaba, pero que le sacaron la alfombra de abajo y dejaron solo en el proceso, sería estratégico y saludable mantenerlos a prudente distancia, de caerse una viga y ocurrir lo inesperado.
Es sencillo: luego de la convención –y logradas a sangre y fuego la disciplina y la “profi laxis” que se propuso Vargas–, las dos fi guras o cabezas del PRD serían Miguel y Guido, por lo que mal haría el segundo en abrirle una puerta a quien, además de disputarle espacio, volviera a entrar el germen de la división.