miércoles, 19 de marzo de 2014

ENTREVISTA A NARCISO ISA CONDE

”Nadie habrá de vernos militar en trincheras que nieguen esas metas emancipadoras. ¡Que va!”, advierte Narciso Isa Conde.

“A Guillermo Moreno pudo irle mejor si se hubiera izquierdizado”.



SANTO DOMINGO. República Dominicana.– Para Narciso Isa Conde los partidos pequeños que operan como rémoras en el sistema electoral no son más que “garrapatas” que deben ser vista como “verdaderas ficciones dependientes de lo ajeno”. El dirigente político de izquierda también cuestiona la forma en que operan las cúpulas del PRD y el PLD, los dos partidos soportes del sistema político electoral dominicano.
Al referirse al partido oficialista y a sus aliados dice que la organización reina “junto a sus `garrapatas`, pero presentando ya desgarraduras profundas y abiertas entre el leonelismo y el danilismo”. Se muestra optimista respecto a la posibilidad del surgimiento de “una tercera fuerza”.
¿Existe la posibilidad de que surja una tercera fuerza política?

Va a surgir otra fuerza, muy diferente y diferenciada. La dictadura institucionalizada, que incluye un sistema electoral secuestrado y corrompido, equivale a nivel de Estado al paso forzado de un sistema bi o tri-partista a uno unipartidista morado, también en proceso crítico.
En perspectiva el sistema tradicional de partidos presenta una clara tendencia al agotamiento y a su eventual colapso. Ya el PRSC se agotó, no pasa de ser una matrícula comprada por la cúpula del PLD y su Estado, a la vez dividida por las ambiciones y el negocio político. Uno de los dos PRD (muy minoritario), el de Miguel Vargas Maldonado, está en una situación parecida, solo que más “empresarialmente” homogéneo. El otro PRD (con más fuerza) está atrapado, sin su matrícula histórica y amenazado de nuevas divisiones. Y de los partiditos garrapatas debe decirse que son verdaderas ficciones dependientes de lo ajeno.
El Comité  Político del PLD reina en su dictadura político-institucional, montada sobre una dictadura de la clase capitalista criolla y transnacional, en la que además de intereses corporativos propios (sustraídos al Estado y al patrimonio nacional que administra), está asociado a verdaderas mafias empresariales y a una parte importante de esa clase dominante, traficante de influencia.
Reina orondo el PLD junto a sus “garrapatas”, pero presentando ya desgarraduras profundas y abiertas entre el leonelismo y el danilismo, ambos prisioneros y en competencia por la hegemonía dentro de un neoliberalismo decadente, un clientelismo degradante, una partidocracia corrompida y un Estado narco-delincuente; cuyo gobierno administra su presupuesto, deudas, propiedades, suelo, subsuelo y sobre-suelo como patrimonio de gobernantes y facciones en el poder.
Tal realidad tiende a generar un gran espacio para una nueva fuerza y una nueva opción de poder, cuyo escenario inicial habrá de ser primero extra-institucional y luego en el campo de sufragios no secuestrados. Como pasó en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Túnez, Egipto: primero en las calles, plazas y caminos donde  habrá de expresarse la indignación popular en forma de movilizaciones plebiscitarias,  generando contra-poder y resquebrajando la vieja institucionalidad y su sistema electoral tramposo.
“En las actuales circunstancias, primero hay que encabezar la lucha de calles y acorralar el régimen, para luego catapultar en un sufragio medianamente democrático todo lo acumulado”
Esto con mayor razón ahora, por lo dicho más arriba respecto a la dictadura institucionalizada y al sistema electoral de Roberto Rosario, Leonel Fernández y Danilo Medina.
Las dictaduras políticas solo se debilitan o se rompen con la democracia de calle. Lo difícil hoy es vaticinar fechas y modalidades para lograr ese momento y esa nueva construcción. Pero examinada la historia política reciente, pienso que ese es el camino pertinente para forjar nuevas vanguardias, crear contrapoder popular y construir un amplio y diverso movimiento transformador, resultado de la confluencia de todas las rebeldías: clasistas, juveniles, femeninas, ambientalistas, patrióticas, anti-racistas…

¿Por qué fracasan, en término electoral, iniciativas de la izquierda, como la Fuerza de la Revolución, u otros tipos de proyectos como el de Alianza País, Frente Amplio y el Miuca?
Tiene que ver con el sistema altamente excluyente y antidemocrático establecido, con el oligopolio electoral conformado, con la gravitación imperialista en nuestro Caribe y en nuestra isla; con herencias dogmáticas, euro-céntricas y seguidistas; con grandes déficits organizativos y logísticos acumulados; con culturas y prácticas divisionistas e individualistas enraizadas; con errores en las políticas de alianza, con la gravitación en su seno de corrientes reformistas e inclinaciones a aliarse con una parte de las derechas o a parecerse a ellas y a no impugnar vigorosamente sus reglas de juego; y con los déficits en la formulación de alternativas al capitalismo neoliberal, en la transición hacia una nueva democracia y en la nueva propuesta socialista a partir del derrumbe del denominado socialismo real.

Tiene también mucho que ver con el predominio en las luchas sociales de posiciones exclusivamente reivindicativas y en buena medida autoritarias y manipuladoras, que han frenado los necesarios procesos de politización de los viejos y nuevos movimientos sociales y obstruido su articulación con las organizaciones políticas revolucionarias, en dirección a crear una izquierda político-social renovada.
Esto relacionado con graves incomprensiones en temas trascendentes como el medio-ambiental, la opresión de género, la cuestión dominico-haitiana, el adulto-centrismo, la composición del sujeto popular transformador, los métodos de relacionamiento con la sociedad y la democracia a defender.

Tiene que ver el devenir del PRD y del PLD, originalmente fuerzas del cambio y las reformas avanzadas, en fuerzas de las derechas conservadora; como también la renegación y traición de muchos/as ex–izquierdistas y la derechización relativa de una buena parte de las izquierdas, evidentes hoy en casos como Frente Amplio, Alianza País y Fuerza dela Revolución, entre otros.

Ha sido causa relevante de esos precarios resultados electorales, no darle prioridad a la lucha por el cambio del sistema electoral, por su necesaria y profunda democratización, por jueces electorales probos, no partidistas, no parcializados; por normas equitativas en el acceso a los medios de campaña, por erradicación del control oligopolio bi y tri-partidista enla JCE, por reglas que contrarresten la mercantilización de la política.

Y esto ahora es mucho más necesario en el marco de la dictadura política morada,  con su JCE y sus despreciables “altas” cortes.

¿Cómo se define Narciso Isa Conde ahora mismo respecto a una organización política? ¿Pertenece a alguna en particular? ¿Rompió con todas?

Después de resquebrajarse el proceso de fusión del Partido Comunista Dominicano (PCD) con otras tres organizaciones marxistas –proceso que creóla Fuerza dela Revolución (FR)– la mayoría de los  que integramos ese proyecto fallido y otros camaradas sin partido, formamos el Movimiento Caamañista (MC), que asume la lucha por una nueva democracia y un nuevo socialismo. Soy miembro de su Coordinación Central. Comunista ayer, hoy y siempre, de los de verdad.

Recientemente, desde hace poco más de un año, el MC forma parte dela Izquierda Revolucionaria(IR), integrada por el Frente Popular Aniana Vargas (FEPAV), el Movimiento Caamañista, el Movimiento Popular Dominicano (MPD),la Fuerza PopularDuartiana (FPD), el Movimiento Restaurador Socialista yla Liga Socialistade los Trabajadores/Congreso/Unitario de Revolucionarios y Revolucionarias (LST-CURR), además por un conjunto de revolucionarios independientes.

Este proceso unitario sigue avanzando y diferenciándose de una parte de la izquierda que tiende a dejarse absorber por el sistema, por seguir aferrada a una línea unilateralmente electoralista y no entender que a nivel de Estado todo ha cambiado para peor y que es preciso ejercer la democracia de calle para crear fuerza propia, enfrentar la dictadura institucional, cambiar esa JCE y desbrozar el camino de una Constituyente Popular y Soberana… al compás del impulso a las luchas por las demandas inmediatas: Loma Miranda, Barrick Gold y otras concesiones mineras, paquetazos, impunidad, carestía, salarios dignos, femenicidios, libertades, sentencia racista…

Mi ruptura es con este sistema capitalista altamente destructivo y genocida, con su seudo-democracia, con su partidocracia corrompida y neoliberal, con su actual régimen político y con los que ayudan –por acción, omisión o desvío– a prolongar su existencia y su dominio a través de estas instituciones y de sus mecanismos de reciclajes bajo control dictatorial.
¿Existe la posibilidad de que un sector ajeno a los movimientos de izquierda de las últimas décadas articule una “tercera fuerza” que tenga éxito en término electoral?

Hay izquierdas históricas que van dejando de serlo. Hay otras que procuramos reafirmarnos como tal y renovarnos, radicalizándonos en el mejor sentido del término. Hay nuevas izquierdas y nuevos movimientos sociales que las expresan. Hay mucha izquierda dispersa, sin organización, sin partidos. Hay muchos sectores, que en los hechos son de izquierda, aunque no se asuman como tales. Las fuerzas transformadoras son vastas y diversas. Su debilidad es la dispersión, la falta de un cauce, de un referente unificador. La nueva fuerza, que podría convertirse –según el tiempo– en tercera, segunda o primera, deberá ser la suma, la confluencia de todo eso y mucho más; nutrida fundamentalmente por las nuevas generaciones, por jóvenes, mujeres, trabajadores, abrazados el ideal emancipador rearmado.
“Antes de lograr apoyo en las urnas, hay que lograrlo en la sociedad participando en sus luchas y en sus rebeldías”

La pienso como articulación de varias experiencias acumuladas: las de las izquierdas históricas inclaudicables y renovadas unidas a nuevas fuerzas transformadoras y nuevas generaciones políticas con voluntad transformadora e innovadora. Amalgama de memoria revolucionaria, experiencia, juventud, nueva intelectualidad y sujeto popular.
Para mí es impensable no formar parte de lo que debo contribuir a forjar: esa nueva oposición al sistema en crisis, esa nueva fuerza del cambio actual. Igual lo entiendo para casos como el del MC y de IR cuya principal misión debe ser facilitar, participar, impulsar y compartir lo nuevo en vía de surgir y de crecer.
¿Por qué organizaciones como Alianza País, Fuerza de la Revolución o el Miuca no lograron concitar un gran apoyo en las urnas?

Antes de lograr apoyo en las urnas, hay que lograrlo en la sociedad participando en sus luchas y en sus rebeldías. Lo electoral es una derivada, sobre todo en el caso de las izquierdas y las fuerzas transformadoras.

Ya hablé de muchas de las causas de tales resultados. Ahora me limito a señalar unos pocos hechos que la ilustran decadencias.
Lo poco que queda bajo el nombre de Fuerza dela Revoluciónse subordinó a Alianza País, respaldando un programa y un discurso de reformas moderadas, respetuoso de las reglas e instituciones del sistema. El PCT-MIUCA creó, junto a un  pequeño grupo derechizado (proveniente del MPD), el llamado Frente Amplio que postuló a un peledeísta díscolo ala Presidenciacon un programa gelatinoso.
La FR, el PCT y el MIUCA han llegado incluso a aliarse con el corrompido PRD en las elecciones congresuales y municipales y a apoyar, junto al partido blanco, la candidatura a alcalde de Santiago de Gilberto Serrulle, y todavía están integrados a su desastrosa gestión.
En Navarrete, sectores dependientes de FR y del Frente Amplio han optado incluso por hacer “asopao” y “convivios deportivos” con los jefes regionales de una Policía Nacional asesina y corrupta.
Alianza País, que ha tenido la virtud de resistirse a hacer alianzas con el PRD y PLD, prefiere llamarse “centro-progresista”, ausentarse de casi todos los escenarios y temas de confrontación con el sistema y colocarse lejos de los movimientos sociales más combativos y de las izquierdas radicales (aquella que va a la raíz de los problemas).
Así no se construye lo alternativo, ni se crea una fuerza transformadora, ni se puede atraer la indignación del pueblo.
¿Cómo perjudica o beneficia a los partidos alternativos la existencia de una serie de partidos pequeños que sólo operan como rémoras adheridos a los dos más grandes, al PRD y al PLD, a cambio de cargos en el Estado?

La existencia y los roles de los “partiditos garrapatas” deben denunciarse sin contemplaciones. Ellos solo sirven para crear pequeñas clientelas funcionales a los grandes partidos corruptos y corruptores, hacer trampas, diseñar bultos electorales y alterar resultados. Como lacras visibles del sistema solo son útiles al campo revolucionario en tanto permiten impugnar  uno de las vertientes del uso de la política como negocio grupal y privado.

De por sí ni restan ni suman a las izquierdas. Sirven a la podredumbre política y, en consecuencia, contaminan y le quitan credibilidad a las fuerzas no corrompidas cuando estás buscan aliarse con ellos. Y eso ha sucedido incluso con grupos que se proclaman de izquierda y ejercen el oportunismo de derecha.

¿Cuál ha sido el gran pecado de la izquierda dominicana y de las opciones alternativas que le ha impedido lograr un apoyo electoral consistente?

Como no es cuestión religiosa, no se trata de haber “pecado”, ni tampoco de un asunto estrictamente electoral. Los errores cometidos no son iguales en todos los casos y en todos los tiempos.
Las debilidades no  han sido ni son exclusivamente electorales, menos podrían referirse solamente a decisiones propias de las izquierdas, sin tener en cuenta los regímenes políticos impuestos, la fuerza de la contrarrevolución e intervención externa en esta zona del mundo, las características de las fuerzas opresoras y las mutaciones negativas del PRD y el PLD (renegando incluso de todo progresismo). Las izquierdas han sido diversas y siguen siéndolo, los procesos también. Y existió una izquierda,  que aun llamándose así, dejó de serlo, lo que siembra desconfianza en el pueblo. Todo eso influye.
Aquí, en la mayoría de las situaciones no ha existido ni existe el ejercicio del sufragio en mínimas condiciones de libertad y democracia. En ese orden el sistema ha variado para peor por decisiones despóticas y eso impone la necesidad de exigir la destitución de esta JCE y del TSE, organismos a todas luces corrompidos. Impugnarlos para adecentar y democratizar esas instancias que degradan el sufragio.
Esa debe ser una de las demandas imperiosas en calles y plazas públicas, en el contexto de la lucha por un sufragio no viciado, normas democráticas de participación, Constituyente Popular y nueva institucionalidad. Lo otro es aceptar pasivamente el matadero, incluso en el caso de concretar una alianza con la parte mayoritaria del PRD, por demás entrampada, también  corrompida y neo-liberalizada en sus cúpulas dirigentes, incapaces de impugnarla JCEy las cortes moradas.
¿Por qué han fracasado proyectos que a muchos parecían potables desde el punto de vista ético, como el de César Estrella Sadhalá o Guillermo Moreno García?

Creo haber dado en gran medida respuesta a esa pregunta en forma indirecta. Ahora lo hago directamente y agregando otros argumentos. La cuestión no es solo ética. Estrella Sadhalá era un político de derecha y ese espacio estaba súper ocupado. A Guillermo Moreno pudo irle mejor si en estas condiciones se hubiera izquierdizado y si su Alianza País hubiera optado por promover con vigor y sumergirse en las luchas sociales contestarías, enfrentando estas instituciones decadentes, radicalizando programa y discurso hacia lo transformador, superando conservadurismos.
A las izquierdas se le puede crucificar por sus reducidas mediciones electorales dentro de este ordenamiento jurídico-político, pero nadie puede negarles su extraordinaria contribución.. a todos los logros políticos, sociales y culturales del país”

Las derechas políticas y sociales, sobre todo las opositoras, siempre tienen más posibilidad de copar el llamado “centro-progresista” que los izquierdistas que se moderan.
Ahora esa verdad, el espacio para crecer sin derechizarse, se multiplica con el debilitamiento post elecciones 2012 de la bipolarización, que aquí siempre operó para reducir los espacios electorales de las izquierdas y centro-izquierdas.
Ahora el chance es mayor para las fuerzas transformadoras (por la situación crítica del PRD y del sistema de partidos),  sobretodo si  se prioriza la impugnación de estas instituciones y se crea otra situación política, que posibilite resquebrajar los  amarres de la dictadura política peledeísta y su sistema de trampas, desde una opción nítidamente alternativa, anti-neoliberal, antiimperialista, anticorrupción y transformadora, como en su momento y con sus peculiaridades simbolizaron Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa…
A mi entender, en las actuales circunstancias, primero hay que encabezar la lucha de calles y acorralar el régimen, para luego catapultar en un sufragio medianamente democrático todo lo acumulado. No hay de otra para avanzar sustancialmente.
Las elecciones, salvo en 1962 y medianamente en 1978 (ambas precedidas de grandes convulsiones político-sociales) ha dejado poquísima cosas buenas al país. Y no deben ser el referente principal para medir el éxito y los aportes de una determinada organización o tendencia política.
Esa forma de pensar es absolutamente funcional a un sistema y a partidos realmente fracasados, por los males que le han acarreado a la sociedad. El PRD, en algunos casos, perdió ganando elecciones en 1982 y en 2000, y el país perdió mucho. El PLD en todos los casos lo ha empeorado todo. Ambos se convirtieron en instrumentos de una partidocracia corrompida y de un capitalismo neoliberal. Sus cúpulas se enriquecieron y sus estructuras se infectaron de lo peor.
Si el fracaso o el éxito se miden por el grado de bienestar para el pueblo que pueda garantizar el ejercicio político, hay que decir que el fracaso del PRSC, PRD, PLD y aliados ha sido  estrepitoso y trágico, aunque ciertamente en diferentes aspectos y magnitudes en cada caso.
La derecha originaria y las derechas adoptivas son las responsables del drama de nuestra nación y nuestra sociedad.
A las izquierdas se le puede crucificar por sus reducidas mediciones electorales dentro de este ordenamiento jurídico-político, pero nadie puede negarles su extraordinaria contribución –a contracorriente del tipo de dominación– a todos los logros políticos, sociales y culturales del país; así como su liberación de culpas en la sangre derramada, libertades truncadas, la corrupción desplegada, la soberanía mancillada, el empobrecimiento expandido y las penurias sufridas por el pueblo. En estas vertientes las derechas, los renegados de la izquierda y el progresismo tienen todas las medallas habidas y por haber.
Nuestras culpas se relacionan con nuestras incapacidades en la necesaria contribución para la creación del poder del pueblo para sembrar socialismo. Pero en eso estamos y estaremos cada vez con más voluntad superadora de nuestras fallas y límites históricos.
Contrario a lo acontecido en las últimas décadas del siglo XX, estos tiempos son propicios para avanzar en esas direcciones. Nadie habrá de vernos militar en trincheras que nieguen esas metas emancipadoras. ¡Que va!

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