martes, 13 de mayo de 2014

SONDEO Cantos y aleteos

Luis Encarnación Pimentel
encar-medios@hotmail.com
Pocas o muchas, las iniciativas en favor de una repostulación del presidente Danilo Medina que hasta ahora se conocen, no pasan de ser amagos o aprestos auspiciados por acólitos, por vivos extrapartidos o por algunos pocos “compañeros” del PLD que buscan benefi cios personales o, por lo menos, “reelegirse“ ellos al amparo de un proyecto en torno al popular y exitoso gobernante dominicano.

Los “aleteos” en la dirección indicada (de eso se trata, y es muy difícil que pasen de ahí, en función de lo reacio del gobernante a transitar por esa aventura, y del impedimento constitucional que primero habría que vencer), no son nuevos ni nada extraños, si se recuerda que, cual fantasma o maña vieja, rondaron en algún momento tras las fi guras de los expresidentes don Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía, del PRD, y hasta del propio Leonel Fernández, del PLD, en su última gestión, para lo cual se llegó a recoger poco más de dos millones de fi rmas. Al no responder a una estrategia ni a un proyecto superior alentado desde Palacio, luce que -tal y como ha sido la práctica de los que lo auspician en las distintas coyunturas políticas- los que están detrás de los” aleteos” reeleccionistas se hacen los locos o simplemente no se dan por enterados, frente a las advertencias y desautorizaciones públicas del ministro Peralta y del presidente Medina en persona, que, en actos públicos como en el de la inauguración del proyecto modelo de Boca de Cachón, paró en seco a los que levantaron algunas voces y cartelones pidiendo “cuatro años más”, enmendándoles la plana (muy bien por él) con un: “No, por favor...”.
Con ese ejemplo del gobernante -que son de las cosas que pocas veces se ven o que forman parte de “lo que nunca se había hecho”- se hace patria, se crea una saludable cultura política y, en defi nitiva, se fortalece la democracia. Medina, centrado en una gestión ejemplar que se acerca a los dos años, y aun con una aprobación superior al 90%, mal podría distraerse con “cantos (reeleccionistas) de sirena” o creerse que la popularidad o los aplausos son para siempre, que permanecen frisados en el tiempo.
La experiencia enseña que los pueblos son muy veleidosos y que los gobiernos pierden apoyo después de dos años. Hay más.