miércoles, 5 de junio de 2013

Ataques aéreos cruciales para la estrategia de Colombia contra las FARC

Misiles decomisados: Misiles caseros decomisados a rebeldes de las FARC se preparan para su destrucción el 17 de marzo del 2012, cerca de la ciudad colombiana de Popayán. [AFP/Luís Robayo]                                       
Misiles decomisados: Misiles caseros decomisados a rebeldes de las FARC se preparan para su destrucción el 17 de marzo del 2012, cerca de la ciudad colombiana de Popayán. [AFP/Luís Robayo]

Misiles decomisados: Misiles caseros decomisados a rebeldes de las FARC se preparan para su destrucción el 17 de marzo del 2012, cerca de la ciudad colombiana de Popayán. [AFP/Luís Robayo]
MEDELLÍN, Colombia — Los bombardeos aéreos han producido los mayores golpes contra las FARC, matando a líderes como Raúl Reyes y Víctor Julio Suárez Rojas, mejor conocido como Mono Jojoy, quien murió en el 2010 cuando una bomba lanzada desde un avión de ataque Súper Tucano cayó junto a su hamaca. La Fuerza Aérea Colombiana también participó en la operación del 2008 donde murió Alfonso Cano, el sucesor de Manuel Marulanda como comandante en jefe de las FARC.



Los bombardeos y redadas nocturnas constantes han desmoralizado y debilitado considerablemente a las FARC, una de las principales razones por las que el grupo guerrillero ha estado dispuesto a participar en las conversaciones de paz en curso con el gobierno colombiano con el objetivo de poner fin al conflicto que lleva 50 años.



“Las FARC sencillamente tienen dificultades para ocultarse”, dijo Adam Isacson, director del programa de seguridad regional de la Oficina de Washington para Latinoamérica. “Lo que han dicho los excombatientes es que han vivido con el temor constante de los ataques aéreos más que otra cosa”.



A finales de los años 80 y principios de los 90, las FARC buscaron adquirir granadas propulsadas por cohetes (RPG, por sus siglas en inglés) para neutralizar la amenaza del poder aéreo militar. Para el 2000, sin embargo, las FARC habían cambiado sus prioridades al adquirir misiles tierra-aire, conocidos como misiles SAM.



Douglas Farah, un investigador del Centro Internacional de Evaluación y Estrategia con sede en Washington, dijo que los misiles SAM son “increíblemente útiles y relativamente fáciles de usar”.



“Tienen un sistema de localización infrarrojo”, dijo, “así que se dirigen hacia el motor”.



Posesión de misiles SAM podría frustar la campaña militar



Si las FARC llegaran a derribar un helicóptero o avión colombiano con un misil, dicen los analistas, el Ejército colombiano se vería forzado a reconsiderar sus tácticas. Los puestos de avanzada más remotos estarían inmediatamente en riesgo, ya que la Armada sería incapaz de volar en fuerzas de reacción rápida en el caso de un asalto guerrillero.



El reabastecimiento de las tropas en estos puestos de avanzada se volvería más difícil. Para evitar ser detectados por los misiles, los helicópteros se verían forzados a volar bajo, cerca de los contornos del suelo en lo que los pilotos llaman vuelos “de contorno táctico”, que son caros y serían peligrosos en el terreno montañoso de Colombia.



Farah dijo si las FARC derribaran una sola aeronave esto equivaldría a “un golpe psicológico importante” para las fuerzas colombianas.



Correos electrónicos interceptados por la inteligencia militar en las décadas recientes han dejado en claro el deseo de las FARC de obtener misiles tierra-aire. En un correo electrónico con fecha del 4 de septiembre del 2000, Raúl Reyes pide al exdictador de Libia, Muammar Gaddafi un préstamo para comprar los misiles y se refiere a ellos como una “prioridad”.



Aumenta la evidencia que respalda el pedido de misiles



En los últimos años, han surgido reportes afirmando que las FARC ya habían adquirido los misiles o habían estado cerca de hacerlo. En el 2010, el periódico en español de Miami El Nuevo Heraldinformó que un oficial de la Fuerza Aérea peruana era procesado por vender a un intermediario de las FARC en Ecuador por lo menos siete misiles tierra-aire Strela e Igla entre 2008 y 2009.



A finales de noviembre de 2012, cuando las conversaciones de paz comenzaron en serio, el periódico de Bogotá El Tiempoinformó que el Ejército colombiano había confiscado dos misiles SA-7 en Cauca.



El sistema ruso SA-7, aunque antiguo, es usado en Siria por combatientes que repelen ataques del gobierno. Sin embargo, el sistema es difícil de mantener en el clima húmedo de la selva donde operan las FARC porque sus baterías se corroen, se descargan y fallan, dijo Farah.



Si las FARC cuentan hoy con misiles tierra-aire en funcionamiento, dijo, “deben haber superado algún obstáculo que ha estado en su camino por mucho tiempo”.



Con los millones de dólares que las FARC ganan con el tráfico de drogas, parece que el grupo guerrillero hubiera tenido muchas oportunidades de comprar misiles SAM en los últimos años, no sólo de traficantes de armas ilegales sino de oficiales militares corruptos de países vecinos con reservas. Nicaragua tiene cerca de 600 misiles SA-7, y se sabe que Venezuela compró un gran número de misiles antiaéreos portátiles SA-24 de Rusia.