Hace cien años, 54 delegados, de los cuales 35 con derecho de
voto, se reunieron en Moscú. Tenían el deseo de liberar la humanidad de la explotación,
dar un golpe fatal a un sistema social marcado por desigualdad e injusticia,
unir las luchas por el comunismo que se llevaban a cabo en cada país en una
sola fuerza, divulgar la energía de la clase obrera rusa, ya en el poder desde
el 1917, a Europa y a todos los pueblos del mundo. La fecha fue 2 de Marzo,
1919.
La verdad es
que, hubiera podido decirles “hace exactamente cien años”… El congreso
constituyente de la Internacional Comunista iba a reunir el 15 de Febrero. La
Internacional Comunista, la organización de la cual cientos de miles de
personas se sentían orgullosas por ser un militante en un banco de trabajo o en
la huelga, en la barricada o en las mazmorras del Gestapo, en el estrado del
parlamento o en un campo de concentración… Iba a fundarse el 15 de Febrero, si
las bandas contrarrevolucionarias, bajo las órdenes de los gobiernos
reaccionarios que respondieron a la clase obrera levantada con el terror
blanco, no hubieran hecho todo lo posible para obstaculizar que los delegados
llegaran a Moscú.
De toda
manera, no pudieron evitar que se fundara de la Komintern, ni se convirtiera la
familia de los partidos comunistas, todavía pequeños e impotentes (excepto el
ruso), en uno de los factores determinantes de la lucha de clases.
La Komintern,
hasta el año 1943 cuando su existencia terminó, se dedicó a luchas difíciles y
obtuvo grandes éxitos. El mismo período también significó derrotas con
resultados trágicos para la Komintern y los partidos miembros. Sin duda, lo que
hemos dicho es válido para todas las fases de nuestra historia común después de
la Komintern. Hoy, mientras abrazamos orgullosamente esta historia con todos
sus momentos correctos y erróneos, también saludamos a todos los militantes de
nuestra lucha digna, particularmente los que han dado sus vidas por el objetivo
de comunismo.
En el período
en el cual la Komintern se fundó, los que pensaban que el capitalismo ya no
tenía mucho tiempo para sobrevivir constituían la mayoría. Ni siquiera los más
cuidadosos pudieran imaginar que el capitalismo siguiera existiendo como un
sistema mundial después de un siglo. Hoy nosotros, los que perseguimos el
camino establecido por los compañeros que mostraron la voluntad de fundar el
Partido Mundial en el 1919, miramos hacia el pasado con nuestra fe
inquebrantable en el hecho de que la burguesía se derrotará, y preguntamos,
“¿por qué la victoria tardó tanto?”
Esta pregunta
es diferente que la pregunta, “¿cuáles fueron nuestros errores?” Ya hemos
aprendido, después de tanta experiencia, que basar una evaluación histórica en
la pregunta “¿cuáles fueron nuestros errores?” prepara el terreno para el
negacionismo, hasta la traición. Está claro que enterarnos de los errores del
pasado es un deber indispensable. Pero la primera condición de sacar lecciones
del pasado es vincular todas nuestras evaluaciones a la respuesta de la
pregunta ““¿cómo podemos lograr?” Por ejemplo, las razones del derrumbe de la
Unión Soviética son muy, muy importantes para nosotros, pero el derrumbe de la
Unión Soviética no debe arrojar una sombra sobre los logros de la Revolución de
Octubre de 1917 y el siguiente período de la construcción socialista.
Podemos
entender cuáles fueron nuestros errores por tener en cuenta que en todo el
proceso los logros forman una totalidad dialéctica con los fracasos, que la
distinción entre las condiciones objetivas, hasta inevitabilidades, Así, no
tendremos miedo de nuestro pasado, no nos dirigiremos a negación por vergüenza
como algunos han hecho. Si la clase obrera alcanzó al poder en una serie de países
en el siglo 20, en este siglo de 21, alcanzará al poder en aún más países.
Miramos hacia el pasado buscando los caminos de realizar esta voluntad, sacamos
las lecciones por esto.
Vamos a decir
unas palabras muy simples a los que, después de años de reflexionar sobre la
pregunta “¿cuáles fueron nuestros errores?” por años, se encontraron en las
filas decadentes de la socialdemocracia: Nosotros nos superamos a nuestros
errores en el camino de la revolución, los corregimos. Pero el capitalismo no
se puede corregir, es ya un error histórico, una anomalía, un tumor, una
monstruosidad. La firmeza que tuvimos hace cien años por derrotar al
capitalismo es igualmente válida y viva: El capitalismo se derrotará.
Estimados compañeras y
compañeros,
Durante estos
dos días, vamos a discutir importantes fases de nuestra historia común. Lo que
necesitamos es un trabajo valiente y creativo. Es cierto que, considerando
sobre los períodos y acontecimientos que tenemos en nuestra agenda, muchas
dinámicas tan complejas que no caben en plantillas tuvieron papeles
importantes. Son los principios inquebrantables del marxismo-leninismo y
nuestro motivo por pensar en los acontecimientos históricos: Aprovechar de las
oportunidades que enfrentaremos en nuestra lucha por el comunismo en la mejor
manera posible.
Permítannos
compartir, como el partido anfitrión de esta reunión, algunos resultados que
hemos sacado por nuestro análisis de la historia del movimiento comunista
mundial:
1. El centro
del movimiento obrero mundial cambió dos veces entre 1848-1917. Entre 1848-1871
el movimiento destacado era el de Francia, pero con el derrote de la Comuna de
París el movimiento obrero y socialdemocracia de Alemania pasó al primer plano
ve se convirtió en la autoridad indiscutible en el movimiento obrero. No
podemos decir que los resultados negativos de esta autoridad de la
socialdemocracia alemana empieza con la traición grande de 1914, cuando los
partidos socialdemócratas participaron en la alianza de guerra con sus
gobiernos burguesas. El hecho de que Rusia se convirtió en el centro del
movimiento obrero internacional con la Revolución de Octubre en 1917 no
solamente significó que la clase obrera que logró la revolución alcanzara a la
autoridad y respeto que merece. La Revolución de Octubre también debe
considerarse como una ruptura de la tendencia multifacética de corrupción y
reformismo que empezó mucho antes de 1914 en el movimiento obrero
internacional.
2. Sabemos
que Lenin y los otros bolcheviques actúan con un optimismo de que la revolución
se difundiera en Europa y otras regiones cuando llevaban a madurez, a los fines
de 1918, la idea de una internacional nueva. Este optimismo se basaba en varios
fenómenos: el gran descontento en los países capitalistas, el fortalecimiento
del movimiento de las masas obreras por este descontento, la difusión de las
ideas revolucionarias entre los soldados en muchos países, el hecho de que la
guerra no resolvió, sino fortaleció los conflictos entre los imperialistas,
surgimiento de una crisis de gobierno de la clase de capital en algunos países,
el ascenso de la lucha de liberación nacional alrededor del mundo,
especialmente en el mundo de colonias, encabezado por el imperialismo inglesa…
Todo esto fue la verdad, y actuar teniendo en cuenta estos fenómenos no era un
aventurismo, sino una responsabilidad revolucionaria. Pero el problema es que
en muchos países, la clase obrera ya estaba bajo la influencia de la
socialdemocracia que estaba convirtiéndose en un partido burguesa y los
comunistas constituían una minoría en las masas obreras.
3. En 1919,
la Internacional Comunista se fundó con recursos muy limitados. Teniendo en
cuenta la situación que acabo de resumir, no hace justicia definir su propósito
central como “coordinar en proceso de revolución mundial vía un partido
mundial”. Porque en el principio del año 1919, no tenía la fuerza y madurez
para poder coordinar los partidos comunistas. En este sentido, se puede decir
que la Internacional Comunista se fundó para romper la influencia de la
socialdemocracia. Lenin repetidamente mencionó que esta influencia era el
obstáculo fundamental ante la revolución en Alemania y países similares. ¿Por
qué destacamos la lucha contra la socialdemocracia hoy día entre las razones de
la fundación de la Internacional Comunista? La razón es obvia: Hoy día, se
ignora la verdad de que la socialdemocracia, que hoy nos enfrenta en distintos
nombres y formas, no puede ser el sujeto de una alianza de la clase obrera, la
verdad de que la socialdemocracia es una de las dificultades mayores en la
lucha revolucionaria. Debemos subrayar repetidamente: La fundación de la
Internacional Comunista es una declaración de guerra ideológica y política
contra la socialdemocracia. El hecho de que después se dieron unos pasos atrás
en esta guerra por necesidades tácticas no cambia esta verdad.
4. En
relación con esta, la razón principal de que la clase obrera no pudo tomar o
proteger el poder principalmente en Alemania y en muchos países no fue la
fuerza de la contrarrevolución, sino el servicio de la socialdemocracia a la
contrarrevolución. Esta verdad, que se silenció por años en nuestras filas, se
debe hacer visible.
5. Vemos que,
en los años 1920, los partidos comunistas alcanzan a un nivel superior de
influencia, pero también queda claro que las masas obreras en Europa todavía
están bajo el control de la socialdemocracia. Por ende, cuando la idea de que
la revolución no difundiría tan fácilmente y rápidamente como se pensaba se
unió con el meta de proteger la Rusia Soviética, donde la lucha contra el
enemigo interior y exterior se intensificó, la Internacional Comunista, en
apenas su segundo año, se enfrentó dos tareas distintas que no son muy
compatibles: Aprovechar de la ola revolucionaria en Europa en la mejor manera y
proteger el socialismo en un solo país. Sin enterarse se esta tensión
explícita, ningún asunto, como el libro Izquierdismo en Comunismo de Lenin, los
debates en el Segundo Congreso de la Komintern, la actitud hacia los
movimientos de liberación nacional, las tácticas de frente amplio contra el
fascismo en los años siguientes… Además, retrospectivamente definir las
iniciativas y esfuerzos para que tomara la clase obrera en los períodos de
subida de la ola revolucionaria como “aventurismo” es inapropiado. Nunca se
puede cuestionar por qué los comunistas actuaron por el fin de “poder político”
durante las luchas duras en muchos países europeos entre 1919 y 1923. Los que
se deben cuestionar son la falta de preparación necesaria, errores tácticos del
liderazgo o intentos de golpes “tempranos” sin evaluar bien el balance de
fuerzas.
6. Una vez
que se examinen cuidadosamente estos errores, el papel de muchos dirigentes que
después se destituyeron del Partido Bolchevique destaca. Las decisiones
contradictorias y erróneas de Zinoviev y Radek, figuras prominentes en la
estructura de la Internacional Comunista, de Trotsky, que estaba al frente del
Ejército Rojo como Comisario de Guerra pero tenía una relación íntima con el
movimiento en Europa, Tujachevski, que era el comandante del frente occidental
durante la Guerra de Polonia, la guerra que se puede considerar como un punto
de unión entre la difusión de la revolución europea y la protección de la Unión
Soviética, se deben considerar abiertamente y sin un lenguaje de heroísmo. La
tesis de que la Komintern tiene una línea inquebrantable e independiente de
individuos no es correcto. Cien años después, los errores cometidos en el
nombre de la Komintern, sin vacilar por quien lo cometió, deben exponerse
claramente. Hay que sacar lecciones. Y no debemos dejar la historiografía de
nuestro movimiento a los trotskistas y liberales.
7. Para poder
evaluar nuestra historia de una manera correcta, hay que examinar más
profundamente las tendencias y personas que son parte del movimiento obrero
mundial pero en diferentes momentos históricos se condenaron, hay que
introducir los militantes de nuestros partidos a las obras de las figuras que
algunos abiertamente traicionaron a la lucha revolucionaria, otros que
cometieron graves errores, y unos que se refutaron históricamente, pero figuras
que todos eran parte de los debates de su período. Nuestros militantes deben
comprender las fuentes teóricas y prácticas de reformismo y liberalismo que
todavía son influyentes en nuestras filas. En este sentido, no solamente
figuras como Lasalle, Bakunin, Bernstein, Kautsky pero también otros como
Korsch, Roy, Balabanova, Sultán Galiev, Pannekoek deben incluirse en la
formación de cuadros. Hay que examinar profundamente a las obras de figuras que
tuvieron actitudes contradictorias como Lukacs, Gramsci y Rosa Luxemburg. No se
puede entender el valor de las obras de Marx, Engels y Lenin y la lucha de Stalin
de otra manera.
8.
Últimamente, me gustaría hablar de los resultados que sacamos sobre las
relaciones entre los partidos comunistas, bajo la luz de la experiencia del
movimiento comunista mundial durante y después del período de la Internacional
Comunista. La contribución de la Internacional Comunista y después El Partido
Comunista de la Unión Soviética al movimiento comunista mundial, a la fundación
y fortalecimiento de partidos individuales no se puede menospreciar. Dicho
esto, la experiencia de un siglo muestra que los partidos comunistas deben
hacer más hincapié a aspectos como autoabastecimiento, independencia
organizacional, la tarea y responsabilidad de responder a las necesidades de la
lucha de clase con sus propios recursos. Esto no elimina la necesidad de
solidaridad, cooperación y coordinación entre los partidos comunistas, al
contrario, lo hace aún más importante. Asimismo, si no establecemos la cultura
de debate, evaluación y criticismo abiertos, honestos y de camaradería entre
los partidos comunistas, no podemos realizar el principio de que los partidos
comunistas tomen sus decisiones estratégicas y tácticas ellos mismos. Ningún
partido comunista puede prohibir que su posición y lucha sea sujeto de
evaluación por otros partidos refiriéndose a la independencia de sus mecanismos
de decisión. Lo importante aquí es esto: No se debe crear una autoridad
absoluta que supera la voluntad de un partido que asume la responsabilidad
política y organizacional de la lucha de socialismo en un país y sus miembros.
Hasta en algún momento en el futuro cuando los partidos comunistas, para dar el
golpe fatal al capitalismo, toman la decisión de fundar una forma de
internacional de nuevo, hay que tener tener en cuenta este planteamiento.
Estimadas compañeras y compañeros,
Cuando el
Partido Comunista de Turquía fue el anfitrión de la reunión de los Partidos
Comunistas y de Obreros del Mundo en 2015, estábamos en el proceso de
elecciones parlamentarias en Turquía. No quisimos la posibilidad de que, por la
decisión repentina de realizar las elecciones por el gobierno, no se realizara
la reunión que se hace cada año. Nuestro partido organizó la Reunión de los
Partidos Comunistas y de Obreros del Mundo en el medio de un trabajo intenso.
Los miembros del partido que tuvieron cargas en la reunión se fueron para votar
entre sesiones y regresaron. Ahora, después de cuatro años, tenemos la reunión
de la Iniciativa Comunista de Europa y otra vez elecciones. Menos mal, esta vez
tenemos 40 días hasta las elecciones y el TKP tiene la fuerza para poder llevar
a cabo sus responsabilidades internacionales y el trabajo de las elecciones.
Las próximas
elecciones locales son muy importantes para el TKP, porque no hay ningún otro
partido en las elecciones que cuestiona el sistema capitalista. Los partidos
hacen alianzas entre sí, las personas que no pueden ser candidato de un partido
se ponen en la lista de otro, se hacen transferencias de otros partidos
solamente para ganar el gobierno local. Todos los partidos que participan en
las elecciones tienen distintas políticas en cada localidad, tienen candidatos
liberales en una ciudad y nacionalistas en otra. Un partido quiere votos para
cinco partidos diferentes. TKP está fuera de esta corrupción, trabaja para
explicar el socialismo como una alternativa a millones de trabajadores que la
crisis pegó, para ganarlos a la lucha organizada por sus intereses actuales e
históricos. Nuestro partido tiene candidatos para los parlamentos locales de todas
las 81 ciudades y 921 municipios. Tenemos candidatos de gobernador en las 81
ciudades. En aproximadamente 90 municipios, el pueblo podrá votar para un
candidato de gobernador del TKP. Excepto a seis candidatos, todos los
candidatos con del partido. Los seis candidatos son candidatos de alianzas
locales de las cuales el TKP también es parte.
Usamos de
nuevo un lema que hemos usado hace 17 años: Si el capital tiene su dominio, el
pueblo tiene el TKP. Al lado de esto, tenemos otro lema en nuestros medios de
propaganda: No estamos en el mismo barco.
Así es, no
estamos en el mismo barco. No estamos en el mismo barco con los explotadores,
los monopolios internacionales, las potencias imperialistas, los nacionalistas,
los racistas, los reaccionarios religiosos, los liberales. Ese barco que
condena a miles de millones de personas del mundo a hambre, pobreza y desempleo
se hundirá. Vamos a hundir aquel barco. El barco de los oprimidos navegará
hacia un mundo sin clases ni explotación.
Los décimos
con una fe inquebrantable, una confianza en nuestros mismos en el centésimo
aniversario de la Internacional Comunista.
Que tengamos
un camino abierto, camaradas.
* * * * * * *
CONCLUSIONES de la ESTRATEGIA
del KKE DURANTE la DÉCADA de 1940 BAJO el PRISMA de la ESTRATEGIA del
MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL y de las CONCLUSIONES de la CONSTRUCCIÓN
SOCIALISTA en el SIGLO XX
Eleni Bellou, miembro del Buró
Político del CC del Partido Comunista de Grecia (KKE)
Cada gran
aniversario histórico constituye una oportunidad para hacer cruzar la
investigación de hechos históricos con el análisis científico del presente, la
investigación de las tendencias y de las leyes científicas del futuro
desarrollo social. Más o menos así fueron desarrollados no sólo la ciencia
histórica, sino también muchas más ciencias sociales, el abordaje teórico del
paso del capitalismo al comunismo, la teoría sintética del comunismo científico
con sus conquistas y también sus deficiencias.
Por
consiguiente, consideramos que el 100 aniversario de la fundación de la
Internacional Comunista en marzo de 1919 y en su honor la reunión de los
partidos de la Iniciativa Comunista Europea en Estambul los días 16 y 17 de
febrero de 2019, previa iniciativa del Partido Comunista de Turquía, es una
oportunidad muy importante en esta dirección.
Este
aniversario encuentra al KKE en un período en el que ha avanzado en nuevos
niveles con el estudio de su historia respecto un período muy importante:
desde su fundación hasta los principios de la década de 1950. Este período
incluye la década crítica de los años 40. La calificamos de crítica porque
durante ese período se desarrolló la Segunda Guerra Mundial imperialista
también en el territorio griego, donde el KKE fue el líder de la parte más
importante de la lucha armada de la resistencia antifascista y libertadora
contra las tropas de ocupación a través de las organizaciones del Frente de
Liberación Nacional (EAM), del Ejército Popular Griego de Liberación (ELAS), la
Organización Panhelénica Unificada de Jóvenes (EPON) en Grecia, y también la
Organización Militar Antifascista (ASO) en el Medio Oriente.
A lo largo de
esta lucha y sobre todo durante el período de la liberación, en octubre de
1944, en Grecia se formaron condiciones de situación revolucionaria, es decir
de sacudimiento del poder burgués con una crisis económica y política
generalizada y con dificultad en el funcionamiento de los mecanismos de
represión y de las instituciones de gobernación que tenía la burguesía en
Grecia y, por consiguiente, una débil capacidad de manipular a la mayoría
obrera y popular.
Por otra parte,
el KKE ocupaba una posición y una influencia importante ante las organizaciones
militares, políticas y sociales que dominaban en los territorios liberados; sin
embargo no pudo utilizar estas condiciones para una confrontación bien
planificada y al tiempo debido con el poder burgués por su propia iniciativa y
con el fin de aislar a la burguesía, a sus partidos y a sus aliados extranjeros
y luchar por la conquista del poder. Dicho de otro modo, no pudo
desarrollar la lucha armada por la liberación, hacer de esta una revolución
socialista, de forma consciente y planificada, algo que le costó al KKE y a las
fuerzas sociales que éste representaba, es decir la clase obrera, el
campesinado pobre y los intelectuales populares un período de cinco años de
ataque armado muy duro de parte de la burguesía, sus aliados británicos y
estadounidenses, hasta que lograron restablecer el poder burgués.
El KKE ha
estudiado su historia “mirándola a los ojos” y sin tener miedo a la verdad,
según las indicaciones de Lenin. Hizo conocer sus resultados no solo a sus
miembros, sino también públicamente y asumió autocríticamente el peso de los
errores de estrategia, de su base teórica, dado que las acciones del KKE en
aquel período prueban que no tenía ninguna intención de someterse al
capitalismo.
Atribuimos la
primera responsabilidad a nuestro partido y a nuestra dirección porque no nos
dimos cuenta de la necesidad de deshacernos de las ilusiones de colaboraciones
políticas con sectores de la burguesía que considerábamos democráticos,
antifascistas, “en pro de la paz”. Claro está que la responsabilidad es
nuestra porque, por haber procedido a los pactos de Líbano y de Caserta para la
formación del gobierno de unidad nacional y de un Ejército Nacional que
prácticamente sometió a las fuerzas populares armadas a las fuerzas británicas
y griegas burguesas, abolió los instrumentos populares que se habían formado en
los territorios liberados y también abrió el camino para el reagrupamiento
político de la burguesía y el cambio de la correlación a costa de las fuerzas
obreras y populares. Es nuestra responsabilidad porque esta ilusión
condujo a las fuerzas obreras y populares en la batalla de Atenas en diciembre
de 1944 a posiciones de defensa y no de ataque por haber procedido al pacto de
Varkiza, con el cual entregamos las armas de ELAS.
Nuestro
partido quedó atrapado en la línea de la llamada democracia popular que, desde
el punto de vista de los objetivos políticos, incluía la eliminación de la
monarquía, la convocación de una Asamblea Constituyente en condiciones de
democracia burguesa. Tenía un frente unilateral ante las organizaciones
militares y otras que habían colaborado con las fuerzas fascistas del período
de la ocupación y no también ante las organizaciones y los partidos políticos que,
claro está, habían logrado recuperarse con el apoyo militar importante
inicialmente del imperialismo británico y a continuación del norteamericano y
que intentaban atrapar al KKE para neutralizar su influencia política y militar
y recuperar la correlación de fuerzas en favor del poder burgués.
Consideramos
que si el KKE en aquel momento tuviera la madurez política e ideológica,
corregiría su estrategia en el fuego de la lucha de clases de los años
1943-1945 y así crearía mejores condiciones para tener un apoyo integral de
parte de los Partidos Comunistas en el poder, de la Unión Soviética y de los
países balcánicos vecinos. Consideramos que esto sería una contribución mucho
mejor a la lucha de las fuerzas comunistas que estaban luchando por la construcción
de una nueva sociedad y también a su lucha contra un nuevo ataque imperialista
en su contra.
Sin embargo,
no podemos ignorar que errores de estrategia similares se habían
registrado también en nuestro país vecino, Italia, y también en otros países y
quizá con una correlación de fuerzas no tan favorable.
Cabe
mencionar la relación de la percepción estratégica de nuestro partido con la
percepción estratégica de la Internacional Comunista durante las décadas de
1930 y 1940. No podemos ignorar la influencia de la estrategia adoptada
por el 7º Congreso de la Internacional Comunista en la estrategia del KKE (6º
Congreso del 1935), ni las indicaciones contradictorias o claramente
inhibidoras del PCUS al KKE durante el período 1945-1947 en relación con el
desarrollo de una lucha de clases armada generalizada y también en cuanto al
objetivo político utópico de la llamada “normalización política”.
El desarrollo
de la lucha del KKE durante la Segunda Guerra Mundial imperialista y los cinco
años a continuación no se puede investigar separado de la línea de lucha del
movimiento comunista internacional, parte del cual conscientemente constituía
el KKE, y también independientemente del hecho de que el movimiento comunista
internacional después del año 1943 no tenía la forma de la Internacional
Comunista.
Hay que
dirigir nuestra atención a los elementos comunes entre el programa del EAM en
cuanto a la separación de la gran propiedad capitalista, sobre todo de los
monopolios extranjeros, de la propiedad capitalista de tamaño intermedio y de
la llamada de orientación nacional, y la postura respectiva de una serie del
Partidos Comunistas que a continuación se convirtieron en partidos gobernantes
después de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo en Europa central y del Este
y en China.
Desde este
punto de vista consideramos que las conclusiones del estudio de la estrategia
del KKE tienen sus raíces en conclusiones más profundas sobre la estrategia del
movimiento comunista internacional así como sobre cuestiones teóricas de la
revolución socialista y de la construcción socialista-comunista. En una
medida importante tienen como base a problemas de retraso teórico relacionados
tanto con fenómenos de desarrollo capitalista previos a la Segunda Guerra
Mundial, como con la construcción socialista en la URSS, que se reflejan en el
campo de la estrategia.
La mayoría de
los Partidos Comunistas, desde el período de entreguerras y a continuación, no
pudieron confirmar en la práctica su vanguardia ideológica y política y, que no
tengamos miedo a aceptarlo, no pudieron ser la vanguardia en el desarrollo de
una teoría de la lucha de clases revolucionaria y esto tuvo un impacto negativo
también en el desarrollo de la estrategia revolucionaria. Esto es también la
fuente de la crisis del movimiento comunista internacional y de la incapacidad
de afrontar al oportunismo a tiempo antes de que éste madurara en una traición
abierta dentro de los mismísimos partidos comunistas, antes de convertirlos en
portadores de la contrarrevolución, resultando su victoria en una serie de
países de la construcción socialista.
Marx, Engels
y Lenin estudiaron profundamente derrotas mucho más pequeñas del movimiento
obrero revolucionario, tal como la Comuna de París y la revolución de los años
1905-1907 en Rusia para llegar a conclusiones que fortalecerían al movimiento
obrero revolucionario.
Nosotros
tenemos la misma tarea a llevar a cabo como partidos comunistas. Tenemos que
estudiar más profundamente en primer lugar la historia de la Internacional
Comunista y también de formas posteriores de expresión del movimiento comunista
internacional, por ejemplo la Oficina de Información de los Partidos
Comunistas, las Conferencias Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros.
El KKE está en un tal proceso
que todavía no ha terminado. En esta reunión quisiéramos expresar algunas
preocupaciones y nuestras primeras conclusiones con el fin de dar una
continuación quizá dentro del año 2019, organizando una jornada comunista
internacional. Estas son las siguientes:
La fundación
de la Internacional Comunista hace 100 años claramente marcó un salto histórico
enorme en el progreso social con la victoria de la Revolución Socialista de
Octubre en Rusia en 1917.
La humanidad
por primera vez entró en el proceso revolucionario de paso del capitalismo al
socialismo-comunismo, entró dinámicamente y arrasó los restos semis feudales
pre-capitalistas o incluso también comunales primitivos en la vasta región de
Asia.
Una condición
muy decisiva en esta aceleración del desarrollo social fue la preparación
ideológica, política y organizativa y la capacidad del Partido Comunista de los
bolcheviques como vanguardia del movimiento obrero en Rusia.
Esta
capacidad y también el nivel de madurez del Partido Comunista de los
bolcheviques claro está que impactó la fundación de la Internacional Comunista
y la constitución de una serie de Partidos Comunistas en todo el mundo. Sin
embargo, el proceso de inicio del paso revolucionario del capitalismo al
socialismo-comunismo en Europa resultó ser particularmente difícil. Requería
una fundación más rápida de Partidos Comunistas, la plena escisión de los
revolucionarios de la socialdemocracia, sobre todo en países como Alemania,
Hungría, Finlandia, Italia donde se formaron condiciones revolucionarias
después del fin de la Primera Guerra Mundial imperialista.
Una serie de
levantamientos obreros y populares incluso armados en países de Europa no
maduraron como revoluciones socialistas, a causa de la debilidad del factor
subjetivo, la falta de Partidos Comunistas con una estrategia revolucionaria
correspondientemente elaborada. Esto se expresó sobre todo en Alemania en
el período 1918-1923. Marcó de forma negativa la lucha entre el capitalismo y
el socialismo al menos en cuanto a Europa.
Durante el
período de entre guerras hubo un conflicto en la cuestión de la estrategia tanto
dentro de los órganos de la Internacional Comunista como dentro de los órganos
de sus secciones nacionales.
Los partidos
comunistas de las sociedades capitalistas más maduras no pudieron responder a
la necesidad de una preparación ideológica, política y organizativa para pasar
de las condiciones de la legitimidad parlamentaria a condiciones de crisis
económica generalizada que llevaron nuevas condiciones políticas de gobernación
fascista, de ataques militares imperialistas, etc. Al contrario, estos
partidos comunistas se transformaron en portadores de presión oportunista
dentro de la Internacional Comunista, con posiciones liquidacionistas en nombre
de la Estrategia Nacional.
Por otra
parte, el Partido Comunista de los bolcheviques experimentaba problemas de
lucha de clases en condiciones de construcción socialista que se expresaban
como conflicto también en sus filas y bajo el miedo de un nuevo ataque
imperialista, durante la década de 1930.
Claro está
que la correlación social interna, así como la correlación de fuerzas europea
requerían un nivel superior de elaboración teórica, no solo de los asuntos de
la construcción socialista, sino también de la estrategia del movimiento
comunista internacional sobre las condiciones de la década de 1930. No era
suficiente la generalización de la experiencia del Partido Comunista de los
bolcheviques que tenía que ver con dos revoluciones o dos etapas de un proceso
revolucionario unificado en un estado burgués incompleto, y estaba dirigida
principalmente a China e India. La generalización de la posibilidad de separar
a fuerzas burguesas durante la primera revolución (o en la primera etapa) de
las cuales se separarían las fuerzas revolucionarias obreras y campesinas
durante la segunda revolución (o la segunda etapa), conllevaba peligros.
También las
dificultades que afrontaba la URSS saliendo de la Guerra Civil y la
intervención extranjera, las consecuencias de la Nueva Política Económica a
continuación, el conflicto sobre la postura ante el campesinado mediano que a
continuación se desarrolló y se fortaleció tras el debilitamiento de los
kulaks, jugaron un papel considerable en la generalización de una cierta
tolerancia ante fuerzas de la propiedad privada.
Podríamos
decir que las dificultades de la lucha de clases en ambos lados del movimiento
revolucionario obrero, en el occidente capitalista y en la construcción
socialista, no fueron afrontadas con la suficiencia teórica y política
adecuada. Esto vale también para el fascismo. El 7º Congreso de la Internacional
Comunista adoptó la estrategia de los Frentes Populares Antifascistas que,
antes y después de la Segunda Guerra Mundial, reivindicaban el gobierno en el
marco del capitalismo como forma de transición hacia el poder obrero. Buscaban
la colaboración con fuerzas políticas socialdemócratas, incluso de democracia
burguesa, distinguiendo al enemigo fascista del enemigo de clase de la
burguesía que participaba en la guerra imperialista, explotaba a la clase
obrera, daba a luz y utilizaba el fascismo. De esta forma, no pudieron conectar
la lucha armada antifascista de liberación con la lucha por la conquista del
poder obrero.
Consideramos
que esta línea de lucha configuraría una correlación internacional de fuerzas
más favorable también para la defensa de la Unión Soviética contra el ataque
fascista y cualquier otro ataque imperialista.
Las
debilidades que hemos señalado con respecto al factor subjetivo siguen válidos
también en el período posguerra, a pesar del inicio del proceso de transición
al socialismo en países de Europa. El Ejército Rojo y, en su totalidad, la URSS
jugó un papel decisivo para su liberación y en apoyo de los Partidos Comunistas
en el poder. A continuación, también en países de Asia, siendo China el más
importante, se inició este proceso que, sin ser libre de conflictos, perdió su
dinámica y sus rasgos revolucionarios.
En diversos
casos, por ejemplo en China y en la mayoría de los países de Europa del Este y
Europa Central, por ejemplo en Polonia y Hungría, los partidos comunistas
demostraron tolerancia hacia la pequeña propiedad capitalista, mucho más hacia
la producción agrícola comercial privada y a continuación se generalizaron (por
ejemplo en la Unión Soviética y en China) las relaciones mercancía-dinero entre
las empresas del sector social. En este marco se desarrollaron y se
fortalecieron las fuerzas sociales de la contrarrevolución.
En la última
década del siglo XX prevaleció la contrarrevolución, el cierre de este primer
intento histórico de paso del capitalismo al socialismo, como etapa inmadura
del comunismo.
La debilidad
del factor subjetivo es evidente dado el resultado. Sin embargo, tenemos que
investigar también la base de las contradicciones económicas y sociales sobre
las cuales se desarrolló la debilidad subjetiva. Hemos de buscar y encontrar
rasgos comunes, leyes sociales que rigen el retroceso social, sea en forma de
victoria de la contrarrevolución en países en los que había empezado la
construcción socialista revolucionaria, o en forma de la derrota de los
levantamientos y las revoluciones obreras-populares.
El KKE,
estudiando su propia historia en conexión con la historia del movimiento
comunista internacional, expresó las conclusiones de sus investigaciones en una
resolución del Congreso sobre el socialismo durante el siglo XX y también en
los volúmenes del Ensayo de Historia del KKE, y las incorporó en la elaboración
de su Programa.
Destacamos el siguiente como
asunto de importancia fundamental:
La clase
obrera no comparte el poder con ninguna otra fuerza social y esto abarca
también las fuerzas aliadas de la clase obrera, los trabajadores autónomos
sobre todo en la producción agrícola y en algunos servicios limitados (por
ejemplo en los sectores de belleza, de limpieza y de restauración).
Se trata de
una posición programática fundamental, decisiva para el carácter del poder
obrero, la forma de organización de la clase obrera como clase que no solo
elimina a sus explotadores, sino también se forma, se desarrolla como clase
dominante que representa la producción social directa.
De esta
posición surgen los siguientes:
La
organización de la clase obrera desde abajo hacia arriba, con el centro de
trabajo como referente, y la Asamblea General como núcleo, con la elección de
delegados y representantes para los Consejos de los centros de trabajo y los
Consejos Sectoriales, con plenas competencias de toma de decisiones, de su
ejecución, de control, de cumplimiento del derecho socialista en su respectiva
área de responsabilidad.
La
configuración de órganos revolucionarios a nivel central que no tienen nada que
ver con una mutación o un desarrollo de los órganos centrales burgueses (como
el Parlamento y el gobierno).
Es por eso
que cualquier cesión planificada y consciente de derechos a los trabajadores
autónomos es precisa, distintiva y tiene carácter transitorio, por ejemplo los
Consejos de campesinos en cooperativas, la representación porcentual en órganos
de poder central.
El objetivo
del poder obrero revolucionario es la organización y la incorporación de cada
persona capaz de trabajar en la producción social directa o en los servicios
sociales y, por consiguiente, la eliminación planificada de la producción
comercial o los servicios privados.
No solo la
fuerza de trabajo tiene que dejar de ser una mercancía, sino también sus
productos, algo que significa que tendrán que eliminarse de forma planificada
las relaciones mercancía-dinero y que se reformará la distribución de la
producción social con modificaciones contables que partirán del tiempo de
trabajo necesario para la producción y el almacenamiento del producto, el nivel
general de las necesidades modernas y otros criterios sociales particulares,
por ejemplo las necesidades de niños, mujeres, ancianos, personas con
enfermedades crónicas, etc.
El objetivo
del poder obrero revolucionario es no sólo la disminución general del tiempo de
trabajo, sino también la transformación del trabajo de una actividad
obligatoria para asegurar medios de mantenimiento a medio de creación, de un
acto obligatorio a una necesidad consciente. Claro está que esto presupone un
desarrollo mucho más grande e igual de las fuerzas productivas y de todos los
miembros de la sociedad socialista, la eliminación de las desigualdades
sociales y las contradicciones sociales como por ejemplo entre trabajo
intelectual y manual, entre trabajo ejecutivo y administrativo, entre ciudad y
campo, con el fin de la modernización urbana de cada barrio y la conexión de
cada unidad de producción agrícola con la industria. La eliminación planificada
de la propiedad privada o de cooperativa tiene que ver también con la producción
agrícola. De todas formas, los logros científicos y tecnológicos actuales
pueden proteger la tierra y el ambiente en general, los trabajadores de tierra
y los productos agrícolas contra catástrofes naturales solo a través de la
mecanización y automatización generalizadas y de la infraestructura configurada
y planificada central-mente.
En un último
análisis, el papel ideológico-político-organizativo de la dirección del Partido
Comunista tiene que reafirmarse en las nuevas condiciones de construcción
revolucionaria de la nueva sociedad, en la formación de nuevas relaciones
sociales en todos los aspectos de la sociedad, en todos los campos de actividad
para crear las condiciones de eliminación de las desigualdades sociales también
dentro de la mismísima clase obrera. Gradualmente, pero de manera firme, hay
que sustituir los mecanismos de coerción, incluso de la mismísima clase, con
mecanismos de auto-administración.
La historia
del movimiento comunista durante los siglos ΧΧ y ΧΧΙ resalta la necesidad de
una ocupación más profunda con las leyes que tienen que ver con el Partido
Comunista, su papel de dirección en la fundación, la expansión y el pleno
dominio de todas las nuevas relaciones sociales (las relaciones comunistas), la
formación del nuevo tipo de trabajador como productor y administrador del
producto social, como organizador y defensor de la producción social y de la
propiedad social. Esta cuestión está conectada con las leyes científicas en
cuanto a la renovación continua de la vanguardia revolucionaria, su expresión
en los órganos de dirección, la capacidad de reconocer, evaluar y no tolerar
posiciones oportunistas, etc.
A pesar de
los saltos del primer período de la construcción socialista en primer lugar en
la Unión Soviética y también en otras partes, por ejemplo en China, los
partidos comunistas en el poder no respondieron ni a nivel teórico ni a nivel
político y práctico a los requisitos de la formación de la nueva sociedad
comunista, de las batallas políticas, sociales e ideológicas internas en favor
de la construcción comunista.
A
continuación, la convergencia del oportunismo de los Partidos Comunistas de los
países fuertes con el oportunismo de los Partidos Comunistas en el poder
desarmó al movimiento obrero a nivel mundial y lo convirtió en espectador de la
escalada de la contrarrevolución en los países de la construcción socialista.
En resumen:
A principios
del siglo XX, algunos restos pre-capitalistas tuvieron como resultado el
retraso de la constitución de un poder burgués puro en países como la Rusia
zarista, China y otros. Este retraso se expresaba también en la existencia de
campesinos como mayoría en sus poblaciones que, a pesar de haber dado la
posibilidad de atraer su impulso de levantamiento en favor de la revolución
proletaria, constituyó una carga importante en la construcción de la nueva
sociedad y en la superación de las relaciones capitalistas allí donde no se
habían formado.
Por otra
parte, en los países del capitalismo entonces desarrollado, la explotación
colonial y comercial, en general, de las fuerzas productivas y de los recursos
naturales de otros países, dio la posibilidad de una compra masiva del
movimiento obrero, de incorporación del movimiento obrero político en los
márgenes de la legalidad burguesa, en las opciones de formas del poder burgués,
como el parlamentarismo burgués. Fomentó percepciones utópicas o incluso conscientemente
oportunistas de fuerzas políticas burguesas “en pro de la paz” y de fuerzas
burguesas antifascistas “consistentes”, ignorando el hecho de que el
capitalismo en sí es la matriz del fascismo, de cada forma de desviación del
parlamentarismo burgués y de cada forma de guerra imperialista.
Esta
conclusión es fundamental para el reagrupamiento ideológico, político y
organizativo del movimiento comunista internacional. Tiene que ver pon
cualquier Partido Comunista en cualquier continente, tiene que ver con Partidos
Comunistas en países donde ya está en curso una guerra imperialista como en el
Medio Oriente, o con Partidos Comunistas de países alrededor del Mediterráneo,
en los Balcanes, donde las contradicciones y los antagonismos
imperialistas hacen que se junten las nubes de guerra.
Esperamos que
la iniciativa del Partido Comunista de Turquía y esta reunión contribuyan al
desarrollo de la unidad estratégica revolucionaria del movimiento comunista en
nuestra zona, en Eurasia y en todo el mundo.