martes, 12 de agosto de 2014

EL BULEVAR DE LA VIDA, El PLD en la encrucijada de sus victorias

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    Pablo Mckinney
    El arte de saber esperar. Danilo Medina no irá a la reelección, por las mismas razones por las que Margarita Cedeño no fue precandidata presidencial en las primarias de 2011: porque no se trata de competir al alto precio de vencer... para perder el curso de la historia. El éxito electoral del hoy presidente Danilo tuvo que ver con la estrategia negociada de “Los tres frentes”, y la entrega apasionada y militante de seguidores de los tres que lideraban esos frentes. Entre 2010 y 2011, Leonel Fernández entendió la señal que embajadas y grupos económicos (con sus ejércitos mediáticos insultantes, insultadores y terribles) le enviaron.
     Esas duras señales le salvaron de sucumbir ante tentaciones, o sea, salcochos donde saldría más cara la sal que el chivo, y le permitieron cumplir la palabra empeñada ante más de un amigo: no modificar “su” Constitución para beneficiarse de ello... y esperar, que él no es fontanero sino político, pero esperar.
    La estrategia de “barrer pa’ dentro”. Ahora, con el presidente Danilo está ocurriendo lo mismo. Sabe bien el Presidente que muchos de sus circunstanciales seguidores de hoy son los derrotados de los repetidos fracasos e incapacidades del PRD, quienes han buscado en su sombra presidencial una justificación para seguir enfrentando a su obsesión más recurrente y temida que no es otra que el fantasma de Leonel Fernández, tan inexplicablemente espléndido en beneficios, favores de todo tipo y nombramientos con sus enemigos. ¡Ah, la desmemoria de la ingratitud! Danilo Medina bien que sabe todo esto, pero aún así ha aplicado la estrategia de “barrer pa’ dentro”, dejándose querer sin ser Gilberto, aceptando la cercanía de los enconados enemigos de su adversario interno en el PLD. Esta estrategia le ha reportado al Presidente y su gobierno invalorables beneficios políticos y mediáticos, que podemos leer en crónicas y opiniones que con frecuencia reducen 12 años de gobiernos peledeístas al nombre de Leonel Fernández, como si las luces y las sombras de 14 años de gobierno no pertenecieran también al todopoderoso Comité Político, y por supuesto a la terrible OTAN, ahora metida en torpes pleitos de amigos viejos.
    En la misma habitación. Fuera el presidente Medina del escenario de 2016, surge un escenario que mis fuentes de caliesaje sociológico resumen con las siguientes palabras: “En la misma habitación de un apartamento del ensanche Naco duerme más del 70 por ciento de las intenciones de voto para la candidatura presidencial de los morados”. Pero resulta que este buen entendimiento, apoyado en la madurez política de Danilo y Leonel, ha logrado un reparto de panes y peces que incluye el regreso de Medina en 2020 con un partido unificado en torno a su candidatura, pero plantea a su vez un gran desafío para la democracia dominicana, y es que por culpa de las incapacidades y cegueras de la oposición, mas un pragmatismo morado de puta madre, el PLD estaría gobernando durante 20 años seguidos, que son mucho hasta cantando tangos o amándote, amor, ay.
    El desliz. La preocupación por la realidad que una victoria del PLD en 2016 traería al escenario político, es lo que explica el desliz del embajador estadounidense, J. Brewster, a quien al ser entrevistado en El Sol de la mañana, (Zol106.5FM) se le escapó la verdad como un suspiro, y dijo que si bien Estados Unidos no ve preocupante la acusación que hacen ciertos sectores a la concentración de poder del PLD como partido oficial, “es muy importante que haya un sistema multipartidista fuerte en cualquier democracia”, pero no lo dijo en La Habana ni en Bogotá.
    Celos, malditos celos. A esto, debemos añadir los celos de poderosos grupos empresariales inconformes con “la ración de boa” del pastel presupuestario que los peledeístas otorgan a sus grupos empresariales relacionados, y que esos empresarios astutamente disfrazan con argumentos éticos o institucionales que difunden sus ONGs y sus periodistas, como si no hubiesen nacido ellos al amparo de la misma dinámica de perversa acumulación para el financiamiento de los partidos y los políticos, unos en la más cruel dictadura que haya padecido América Latina y su blanda continuidad de Doce Años, y otros en los varios gobiernos del PRD.
    El país tiene la palabra. La oposición reacciona o desaparece, y el PLD ñmuertecito de sus éxitos- aprovecha esta oportunidad de soledad en el poder para reencontrar el camino que a partir de 1998 abandonó para ganar elecciones, -gobernando a partir de las imposiciones del mercado electoral y no de los principios boschistas-, o más temprano que tarde la historia le pasará la cuenta por no haber sabido qué hacer con tanta gloria en solitario, salvo, como todos los anteriores partidos gobernantes, subastarla entre ricos viejos y nuevos ricos, como un naipe de corazones.