martes, 1 de abril de 2014

Los talibanes siembran el terror para hacer fracasar las elecciones

 
Por:  Emmanuel KANDAHAR

Afganistán, 01 Abr 2014 AFP. – En su afán por hacer fracasar las elecciones presidenciales del próximo sábado, los talibanes y sus aliados intensificaron la violencia en Afganistán, llegando incluso a matar a niños, para sembrar el terror entre la población. Sentado bajo un toldo anaranjado que ha conocido días mejores, Ahmad Gul disfruta todavía de la tranquilidad de su barrio de Mahala Najat, en las afueras de Kandahar, principal ciudad del sur de Afganistán y antigua capital del régimen talibán (1996-2001). En la última cita con las urnas, el 20 de agosto de 2009, un pequeño grupo de talibanes lanzó desde este barrio cuatro misiles contra la ciudad para asustar a la población.

Ese día, “la gente se quedó en sus casas por miedo a los atentados y porque sabían que todo estaba amañado y que el presidente Karzai sería reelegido”, explica Ahmad, 30 años, barba negra y larga camisa tradicional marrón. Al final de la jornada, el nivel de participación en las elecciones, a una sola vuelta, no superó el 5% en la provincia de Kandahar según fuentes locales, y el 33% a nivel nacional, según la ONU. Cinco años después, la fuerte movilización del ejército y de la policía y el propio decaimiento de la rebelión han contribuido a la “limpieza de la zona” que ha hecho que “no queden más talibanes en la ciudad”, dice este tendero.
Civiles y extranjeros, los blancos
Pero los insurgentes pueden golpear en cualquier momento y como en 2009, la tensión aumenta a medida que se acerca el día de la votación que designará al sucesor de Hamid Karzai, el único que ha dirigido el país desde la caída de los talibanes a finales de 2001, y renovará los consejos provinciales. Después de haber pedido primero el boicoteo de las elecciones, los talibanes endurecieron el tono y anunciaron el 11 de marzo que harán todo lo posible, empezando por atacar a militantes y empleados electorales, para hacer fracasar estos comicios, que consideran como el último “complot de los invasores occidentales” para mantener el control del país. Tras ese anuncio, la violencia se ha multiplicado, al igual que ocurrió antes de los comicios de hace cinco años. En Kandahar, relativamente tranquila en los últimos meses, dos atentados suicidas han dejado varios heridos. Sin embargo, ha sido sobre todo la capital, Kabul, la más afectada por los atentados, como los perpetrados contra la comisión electoral que dejaron cinco muertos. Y no parece que la violencia vaya a remitir en los próximos días. “Hemos decidido atacar cada vez más blancos civiles” y “colegios electorales” en todo el país, precisó un responsable talibán. Estos nuevos ataques tienen como blanco predilecto a los extranjeros, como el de hace 10 días contra el exclusivo hotel Serena, en Kabul, muy frecuentado por la comunidad internacional que dejó nueve muertos, cuatro de ellos extranjeros. Dos responsables talibanes han anunciado en los últimos días a la AFP que están previstos otros atentados “contra los hoteles y restaurantes frecuentados por extranjeros”. –
Dudas sobre la autoría de los ataques
Ante la falta de alternativa tras el fracaso del diálogo de paz estos últimos años, “los talibanes parecen radicalizarse”, dice Thomas Ruttig, especialista de la rebelión en la Red de Analistas sobre Afganistán (AAN), con sede en Kabul. Y no escatiman medios, como pusieron de manifiesto en el atentado contra el Serena, donde los terroristas mataron a dos niños afganos de 6 y 5 años, según testigos. Los observadores internacionales se interrogan sobre esta serie de ataques. “Los talibanes suelen reivindicar todos por razones políticas, pero quizá otros actores tienen interés en que no se celebren las elecciones, se vean perturbadas o no puedan ser observada por la comunidad internacional”, subraya uno de ellos que pidió el anonimato. Todos pueden aliarse con los talibanes en un atentado. Tras el drama del Serena, Kabul acusó a Pakistán pero otras fuentes apuntaron a otros países vecinos.
En 2009, la violencia no impidió que se celebraran las elecciones, pero contribuyó, junto con el fraude masivo, que también se teme que ocurra este año, a que fueran un caos, empañando la reelección y la legitimidad del presidente Karzai. Un responsable talibán recuerda que existen divergencias en el seno de la nebulosa rebelde: “Algunos disidentes, más favorables a las conversaciones de paz y que han establecido contactos con el gobierno actual, quieren la victoria de Zalmai Rasul ya que se le considera como el candidato del presidente Karzai”. Pero la “la comisión militar”, la más importante y la que toma las decisiones, “no apoya a ningún candidato”, sostiene. “Para ella, la única solución es la guerra”. AFP